Esta pieza forma parte del grupo de bots que retuitean los textos producidos por el Generador de Teorías de Conspiración y el Generador de Recetas de Curas Milagrosas, que son dos piezas de literatura digital centrales de Contenido Manipulado. Como tal, al igual que los otros bots, el presente es una pieza que funciona propiamente en Twitter. Se trata de una entidad digital que esparcirá los textos ficticios que publiquen los generadores antes mencionados. Como tal, se engarza como parte del proyecto al imitar una dinámica particular de diseminación de las noticias falsas. Esta es la de esparcir la información falsa sin fines maliciosos. Es decir, sin la intención evidente de desinformar, sin presentar a las noticias falsas como verdaderas. Es más, se podría considerar que los fundamentos para compartir estos textos, vistos de modo general, son valores positivos: la tolerancia, la imparcialidad, la libertad de expresión y la democracia misma. Se ha considerado aquí dicha dinámica debido a que ha sido una práctica común a lo largo de la pandemia. Por ejemplo, un video en el que dos médicos estadounidenses aseveran que el aislamiento social no es recomendable porque la COVID-19 es como la gripe, cuya información fue clasificada como falsa por el fact checker Verificador de Perú (https://larepublica.pe/verificador/2020/05/09/coronavirus-estados-unidos-es-falso-que-el-aislamiento-social-no-es-recomendable-porque-la-covid-19-es-como-la-gripe/), fue compartido el 26 de abril del 2020 por Elon Musk en su cuenta personal de Twitter con el mensaje "Docs make good points". En este mensaje, Musk plantea que existe cierta lógica razonable en los planteamientos de los protagonistas del video, aunque no dictamina que el contenido sea verdadero en su totalidad. Sin embargo, el solo hecho de compartir ese video representa un acto de difusión de la desinformación y el comentario redactado representa una validación de su contenido, posiblemente indirecta o incompleta, pero una validación al fin y al cabo porque invita al lector a considerar aquellos "buenos puntos" supuestamente presentes en el video. Y habría que tomar en cuenta que no necesariamente la intención de Musk haya sido desinformar o propiamente sea él un asiduo diseminador de información falsa. Posiblemente ello haya sido producto de una evaluación temprana y/o apresurada de la información, la cual se comparte como un hallazgo posiblemente valioso a ojos del usuario de Twitter, quien decide republicarlo en su perfil para alimentar una conversación con sus seguidores o contactos. Esta dinámica es la que explora este bot replicador.
Verbos de modalidad rebajada y lo falso como probable
Esta pieza emplea lo que en el Análisis Crítico del Discurso se denomina verbos de modalidad rebajada para configurar sus mensajes. Por ejemplo, uno de los fragmentos posibles dentro de la gramática del programa es "No digo que sea cierto, pero PODRÍA serlo, ¿verdad?". Con esta oración es posible ilustrar las diferencias entre un verbo de alta modalidad como "es" y otro de modalidad rebajada como "sería" o, en una forma compuesta, "podría ser". Los verbos de alta modalidad, según David Machin y Andrea Mair en su libro "How to Do Critical Discourse Analysis", demuestran un alto compromiso con lo dicho por parte del emisor (2012, 187). Por su parte, los de modalidad rebajada, de acuerdo con los mismos autores, denotan un bajo compromiso con lo dicho (2012, 187). Estos verbos son funcionales para esta pieza debido a que la identidad digital creada aquí no presenta un compromiso firme respecto a las fake news que comparte. (En realidad no son fake news lo que comparte sino textos ficticios que emulan a las fake news, como se indica en la documentación sobre el Generador de Teorías de Conspiración ). En otras palabras, estos verbos de modalidad rebajada no niegan a las noticias falsas sino que las admiten como posibilidades; de ahí que un texto del Generador de Teorías de Conspiración 'podría ser cierto' (por ejemplo, que hubo un simulacro de la actual pandemia en 2016 en Nueva York que Mark Zuckerberg financió). Podría entenderse que estos verbos actúan en el plano de la probabilidad más que en el de la certeza desde el punto de vista del emisor.
De forma específica, esta pieza hace un uso intensivo de este tipo de verbos para presentar a la información falsa como posible. Del otro lado, lo verdadero también es presentado como posible. Estos textos producidos por el programa informático no dictaminan la condición de falso o verdadero de un enunciado. Su intención es la de presentar un razonamiento común en el cual, a nivel general, esta aceptación de lo verdadero y lo falso para una posterior discusión es válida, pero, en un nivel más específico, tal razonamiento es ilegítimo en cuanto enmarca a lo falso y lo verdadero como versiones o perspectivas distintas de los hechos. No obstante, lo falso no es una versión, sino, cuando menos, una deformación de los hechos. El objeto de imitación de esta pieza es ese razonamiento supuestamente válido o bienintencionado que termina desorientando a los receptores debido a que sitúa a lo verdadero y a lo falso como puntos de referencia equivalentes, como posibilidades de verdad equivalentes.
La paradoja de la tolerancia y la desinformación
Karl Popper en su libro "La sociedad abierta y sus enemigos" plantea la conocida paradoja de la tolerancia, que incide sobre los límites que debe tener la tolerancia en una sociedad democrática. "La tolerancia ilimitada debe conducir a la desaparición de la tolerancia. Si extendemos la tolerancia ilimitada aun a aquellos que son intolerantes; si no nos hallamos preparados para defender una sociedad tolerante contra las tropelías de los intolerantes, el resultado será la destrucción de los tolerantes y, junto con ellos, de la tolerancia" (1984, 585). Entonces, Popper plantea aquí una idea que resulta valiosa para este proyecto: que un exceso de tolerancia tendrá como resultado el fin de la tolerancia. Y con ello no se refiere a prohibir de plano cualquier expresión de concepciones filosóficas no tolerantes mientras puedan ser estas contrarrestadas con argumentos racionales, sino a que debe reclamarse el derecho de prohibirlas si estas se imponen más allá del plano de los argumentos. Lo que puede pasar con ellas, dice Popper, es que "comiencen por acusar todo razonamiento; así, pueden prohibir a sus adeptos, por ejemplo, prestar oídos a los razonamientos racionales acusándolos de engañosos, y que les enseñen a responder a los argumentos mediante el uso de los puños o las armas" (1982, 585). Como se puede observar, aquí ya no se describe una situación de diálogo y de intercambio, sino de coerción y de abierto enfrentamiento. Una vez explicado esto, Popper plantea que para defender la tolerancia se debe reclamar el derecho a no ser tolerantes con los intolerantes. Trasladando esa lógica a este proyecto, es posible plantear que, de malentenderse y malusarse algunos valores de la democracia, se puede dar cabida a actores, mensajes y/o ideologías que socaven la construcción de la verdad. La tolerancia es un valor esencial en la democracia, que se encuentra en su base, que hace posible la convivencia funcional de comunidades heterogéneas. Sin embargo, es posible malinterpretar este concepto y aplicarlo acríticamente al fenómeno de la infodemia, la masiva aparición de informaciones tanto falsas como verdaderas en el entorno digital durante la pandemia del COVID-19. Es decir, la tolerancia como posicionamiento de apertura a otras identidades, a otros valores comunitarios, se plantea en este caso como un principio bajo el cual es posible considerar a la información falsa en una conversación sobre hechos específicos, lo cual coloca en una posición riesgosa a la construcción de la verdad, en la cual no participa información muchas veces interesada, manipulada, deformada o partidista. Además, no debe considerarse que la información falsa no tiene consecuencia alguna. Al contrario, al menos en el marco de la pandemia, socava la confianza del público hacia los expertos científicos y médicos, y hacia las instituciones y actores políticos encargados de contener el contagio del virus, y hacia el conocimiento en general. Ello además de que, de establecerse en ciertas colectividades, genera un riesgo sanitario que es difícil de calcular.
Los textos de esta pieza hacen mención a la democracia misma, a la tolerancia y a la libertad de expresión, valores fundamentales para la convivencia en sociedad y, por tanto, incuestionables. Incluso al valor periodístico de la imparcialidad entendido como informar no solo una versión de hechos, sino también la versión opuesta: los famosos 'dos lados de la historia' (aquí opera un malentendido que se explica en el apartado siguiente). Es así que parte de la gramática del programa que produce los textos incluye frases como "La democracia es escuchar a ambos lados...", "La tolerancia consiste en escuchar a quien no piensa igual...", "Al fin y al cabo existe libertad de expresión..." o "La imparcialidad es dar espacio a otras versiones". Lo que se busca plantear aquí es que, a la luz de la paradoja de la democracia popperiana, estos valores son convocados, incluso sin malas intenciones, dentro de una dinámica de desinformación, con lo cual terminan deformándose: la tolerancia abre la puerta a las noticias falsas a una posible conversación, les concede voz, les otorga la condición de posible versión de la realidad, cuando no lo son.
La imparcialidad y el lado 'falso' de la historia
Lee McIntyre en su libro "Posverdad", refiere que en un estudio de 2004 denominado "Equilibrio como sesgo: el calentamiento global y la prensa de prestigio de los Estados Unidos", los investigadores a cargo, Maxwell Boykoff y Jules Boykoff, descubrieron que la llamada norma de cobertura equilibrada generó que los periódicos The New York Times, The Washington Post, Los Angeles Times y The Wall Street Journal desorientaran a sus lectores respecto al fenómeno del cambio climático (2020, 103). Ello ocurrió debido a que los periodistas, al escribir sus notas, incluyeron información proveniente de partes interesadas en inclinar el reporte periodístico hacia algo lejano a la verdad. Ello tiene como consecuencia que en la cobertura sobre el cambio climático aparezcan en la discusión, al lado de expertos científicos, representantes de movimientos negacionistas. De este modo, a partir de la búsqueda de los dos lados de la historia, "la situación es propicia para que la aprovechen 'expertos ideológicos' que tienen algo que ganar en cómo se presente una cuestión científica particular", dice McIntyre (2020, 104). Esta búsqueda de imparcialidad o neutralidad conduce a lo que Boykoff y Boykoff llamaron sesgo de la información, que definen como la "divergencia entre la cobertura del calentamiento global en la prensa de prestigio y el consenso general de la comunidad científica" (citado por McIntyre, 2020, 104). Es decir, mientras que en la prensa se planteaba como posibilidad que los seres humanos tengan incidencia en el fenómeno del calentamiento global, en la comunidad científica había consenso respecto de esa idea. En ese sentido, para evitar este específico tipo de sesgo, Boykoff y Boykoff plantean que la neutralidad implica la búsqueda de "opiniones de portavoces legítimos de las partes en conflicto de cualquier disputa importante" (citado por McIntyre, 2020, 104). Y los negacionistas del cambio climático no cuentan con esa legitimidad necesaria. De forma análoga, se presentan aquí la imparcialidad y la neutralidad como valores convocados por la identidad digital en los mensajes con los que comparte desinformación. En general, es una buena práctica la búsqueda de la neutralidad; sin embargo, es necesario buscar voceros legítimos, y los promotores de la desinformación no lo son. Así como existe un consenso en la comunidad científica respecto a que los humanos tenemos una incidencia en el desarrollo en el cambio climático, existe también un consenso respecto a que la pandemia no es una farsa. Esta pieza, entonces, busca poner en primer plano la deformación de valores sociales legítimos al situarlos como sustento dentro de una dinámica de difusión de noticias falsas.
Generar espacios de diálogo con fake news incluidas
Los mensajes que publica este bot terminan con una invocación a compartir el texto escrito. En ese sentido, se convoca al lector a participar en una hipotética conversación que incluye a la información falsa como una versión posible de la realidad. Cabe aclarar que no se trata de una conversación acerca de las fake news, sino de la posibilidad de que tanto la información falsa como la verdadera aspiren a la condición de verdad. En ese sentido, se invita a la información falsa a participar en igualdad de condiciones en un debate sobre qué es lo sucedido. En general, una dilucidación acerca de qué es lo verdadero y qué no resulta beneficioso para conocer la realidad de un evento. Sin embargo, debe evaluarse críticamente esa igualdad de condiciones en que se plantea ese debate. Un diálogo, una discusión, es propiamente un intercambio, y no hay intercambio posible con las teorías de la conspiración o la pseudociencia. No es posible un intercambio con la desinformación. Asimismo, un intercambio tiene como fin arribar a un consenso; y no es posible consensuar con la información falsa. En primer lugar, porque aquel otro con el que se dialoga no tiene legitimidad como interlocutor. En segundo lugar, no es posible llegar a un término medio entre verdad y falsedad, porque, si ello fuera posible, el resultado sería una falsedad. McIntyre plantea esta idea respecto a los escépticos cuyas opiniones son incluidas en la cobertura sobre el cambio climático en el caso que presentamos líneas arriba: "Si haces una receta con un solo ingrediente podrido, el plato completo sabrá a podrido" (2020, 104).
"Comparte y tengamos una sana discusión" es una posibilidad dentro de la gramática del programa informático. Sin embargo, para tener una sana discusión, tendría que haber habido una verificación de la información. Una discusión no informada se basa solo en suposiciones o razonamientos no basados en hechos. En general, la intención de colaborar es legítima dentro de un contexto de ruido informativo respecto a lo verdadero. No obstante, tal intención no debe manifestarse agregando más ruido al existente, pues ello resulta contraproducente. Ello trae a colación la noción de responsabilidad que implica el acto de compartir información. Dicho acto extiende el periodo de vida de un texto desinformativo, lo cual genera un impacto social que podría evitarse si se efectúa la respectiva consulta la información disponible en sitios autorizados, instituciones oficiales, declaraciones de especialistas en el tema, etc.
Reflexión final
En este proyecto que busca imitar las dinámicas en que la desinformación se produce y se distribuye en el entorno digital, se decidió desarrollar este bot como un actor más que es parte de una red compleja de heterogéneos participantes que interactúan con las fake news. Es decir, las personas en la web presentan distintos posicionamientos frente a este tipo de textos: algunos las creen -esto se ha trabajado en el primer bot replicador-; algunos no las creen -posiblemente porque emplean regularmente algún tipo de verificación de su contenido o porque han desarrollado un juicio crítico frente a la información que circula en redes sociales y aplicaciones de mensajería, entre otras posibilidades-; y algunos que todavía no han resuelto si creerlas o no pero las comparten, que es el caso presente. Por lo tanto, los mensajes que produce este pequeño programa podrían haber sido producidos por alguien que no es consumidor regular de noticias falsas. Puede decirse incluso que podrían haber sido producidos de buena fe. Y, sin embargo, generan desorientación al considerar posiblemente ciertas estas informaciones: les dan cabida en sus propias cuentas a este tipo de noticias, les dan visibilidad; no las presentan como legítimas, sino como posiblemente válidas. Con ello se genera una falsa equivalencia entre lo falso y lo verdadero para el posible lector: se considera a lo falso como una versión distinta de lo verdadero; por tanto, lo falso es una versión posible de la realidad.
En esa misma dirección, debido a la interconexión de usuarios en el entorno digital, la cual funciona a distintos niveles, se habla en los últimos años de educación mediática e informacional, de la posibilidad de generar a través de la pedagogía una conciencia crítica respecto a la información que consumimos de forma cotidiana y los medios por medio de los cuales accedemos a ella; ello va acompañado del acercamiento y posterior manejo de herramientas para, por ejemplo, verificar información, las cuales están disponibles en la web. En el extremo opuesto, esta pieza de literatura digital busca ser un artefacto retórico (Ramsay y Rockwell) que imite la dinámica de compartir fake news no con intenciones maliciosas, pero sí desde una relación acrítica con los medios en que estas se consumen y se distribuyen. Con ello, busca impulsar una mirada crítica de la desinformación en el entorno digital desde el mismo entorno digital.
* Para esta pieza fue utilizada la librería "Aventura", de Sergio Rodríguez Gómez. Con licencia MIT. Copyright (c) 2019 Sergio Rodríguez Gómez.