Bot replicador: Ricardo Caeiro

Editor illustration

Como lo ha comentado McIntyre en su libro "Posverdad", Donald Trump a lo largo de su campaña a las elecciones presidenciales de 2016 comenzó a llamar "fake news" a cualquier reporte noticioso que no le fuera beneficioso, e incluso llegó a decir que la gente de la prensa estaba entre la más deshonesta del planeta (2020, 105). En tales ocasiones, no se refería a todos los periodistas de todas las cadenas o diarios, solo a los que publicaban algo que no fuera de su agrado. Ello se puede comprender mejor si se toma en cuenta lo que comenta Jennifer Lackey en su artículo "Echo chambers, fake news and social epistemology": según algunos reportes, debido a que una vez Melania Trump fuera captada viendo el canal de noticias CNN en el avión presidencial, Trump, ya como mandatario, estableció como procedimiento estándar que todas las pantallas del Air Force One estuvieran sintonizando el canal Fox. Con ello, Trump se exponía deliberadamente a un solo canal de noticias, el cual se sitúa en el mismo lado del espectro político que él y que presenta una visión de los hechos públicos que le es afín. Dicho de otro modo, lo que se informara en Fox habría sido considerado por él 'verdadero' y cualquier reporte distinto a ello, 'fake news'. En estas dos dinámicas se inspira este repliet bot.

El peso epistémico de lo falso y los procesos de verificación

Lo primero a apuntar respecto a este replier bot es que permite agregar una dimensión más de sentido respecto al proyecto. Este responderá a los textos producidos tanto por el Generador de Teorías de Conspiración como el Generador de Recetas de Curas Milagrosas, a los cuales sumará un comentario generado algorítimicamente. Vale llamar la atención que en el léxico de este replier bot ocupa un lugar central el término "fake news" (u otras versiones como 'fake' o 'falso'). Ello resulta significativo porque este es un proyecto sobre las noticias falsas que son creadas y distribuidas en el espacio público, y que una entidad ha calificado como falsas.

Cabe, entonces, preguntarse por el proceso de clasificación de las informaciones ya que en el caso del exmandatario estadounidense tal calificación es consignado de forma automática. En el caso de este proyecto, quienes determinan la falsedad de una noticia son los fact checkers reunidos en la iniciativa Latam Chequea. Estos fact checkers siguen determinados procedimientos que son parte de una metodología para determinado un chequeo. Como ejemplo, se podría consultar el documento "Pistas para chequear. Cómo hacer periodismo de verifciación de datos", del fact checker colombiano Colombia Check ( https://consejoderedaccion.org/webs/documentos/PistasParaChequear_web_VF.pdf ). Como parte de la metodología de esta organización específica, se plantea en este documento que, una vez elegido una afirmación dentro del ámbito público (paso 1), se procede a consultar a la fuente de la afirmación para conocer si esta ha sido sacada de contexto o citada erróneamente, y para "darle la oportunidad de explicarse, de definir el contexto de su afirmacion e incluso de aportar más datos con los que podamos hacer una verificación más exacta"; también se establecen lineamientos respecto a cadenas de Whatsapp o sitios web de los que no es posible saber, por la información que ofrecen, su origen (paso 2). Lo segundo es confrontar la información de la frase con fuentes oficiales y confiables (paso 3), lo que implica, por ejemplo, consultar fuentes gubernamentales que produzcan informes periódicos reportes periódicos, como las cifras del DANE, considerando que son dados de buena fe, aunque se evalúa si hubiera alguna sospecha de su veracidad. Posteriormente, consultan fuentes alternativas y expertas (paso 4), lo que incluye centros de estudios académicos o fuentes de carácter internacional como la ONU; además cuentan con una larga lista de individuos epscializados en varios campos a los que se consulta para colocar en perspectiva los datos de lo que se está verificando con el cuidado de no convocar fuentes con fuertes posiciones ideológicas en un tema considerablemente politizado (2019, 56). Dicho esto, las fases siguientes son poner el chequeo en contexto (paso 5) y calificar la afirmación (paso 6) en las que no es necesario ahondar en este momento debido a que lo que interesa es propiamente el proceso de consulta respeco a una afirmación. Con todo ello, se busca sopesar el trabajo de los fact checkers en establecer y seguir determinados procedimientos para calificar una afirmación sostenida en el ámbito público. Esta metología tiene sus límites, que también están expuestos en el citado documento.

En contraste, la calificación de Trump no sigue una metodología estricta con aspiraciones científicas, no se conocen sus criterios o en todo caso se aplica un solo criterio: que la información ofrecida sea de su agrado. Ejerce la calificación de falso sobre una información sin evaluarla siguiendo procedimientos de verificación. Simplemente dictamina que son fake news, lo cual hace de esta una manifestación posverdadera porque el sustento es su propia palabra, sin importar los hechos sucedidos. 'Es falso porque digo que es falso' y, es más, 'digo que es falso porque no se ajusta a mi sistema de creencias', lo cual es una característica respecto al fenómeno de la desinformación que epxlora el siguiente apartado.

Antes de ello, vale la pena llamar la atención sobre el hecho de que el calificativo 'falso' tiene un peso epistémico considerable. Es un dictamen de la condición de verdad de un enunciado, el cual afecta su condición de credibilidad. Calificar una afirmación como falsa no es solo considerarla apartada de los hechos (apartada de la verdad), sino es apartarla de los sujetos. Es algo que no debe ser creído por nadie. En ese sentido, tal calificación tiene el poder de marginar a un enunciado dentro del ámbito social; es un calificativo que tiene impacto social. Y es posible instrumentalizar el uso de ese calificativo. Si se busca desacreditar algo, se le coloca la etiqueta de falso. Con ello se staría haciendo un uso ilegítimo de ese calificativo, y eso es lo que sucede en el caso de Trump respecto a los otros medios que no son Fox. Y emulando esa lógica, es lo que sucede con este bot, que considera a los textos producidos por los generadores como verdaderos, y todo lo demás como falso.

Cámaras de resonancia y la dependencia de una fuente

Se ha mencionado en la documentación del replier bot Bernardo de Campos el artículo de Santiago Restrepo "Antivacunas: lo que he aprendido al debatir ellos" para caracterizar a un sujeto antivacunas de pensamiento religioso. Cabe aquí valerse de otra de sus impresiones recogidas de su experiencia con este grupo. Restrepo comenta que un argumento que han sostenido los no vacunados al debatir con ellos es el de restar credibilidad a los fact checkers llamándolos 'medios de izquierda' o ' prensa liberal', los cuales incluso han censurado a especialistas miembros de Médicos Médicos por la Verdad, de los que cuales nunca recogen su opinión en sus verificaciones para ofrecer al lector perspectivas alternativas sobre lo que está pasando (2021). Lo relatado por Restrepo se relaciona con los dos eventos protagonizados por Trump antes nombrados. En primer lugar, Trump califica de fake news aquello que no proviene de Fox, que tiene una línea informativa conservadora; de este modo, los medios que tienen otra orientación política mienten. Ello da cuenta de un compromismo identitario con una fuente de información. Trump, como conservador, se identifica con un medio conservador. Es por ello que Lackey, en el artículo mencionado, afirma que lo que hace Trump al establecer el protocolo de que los televisores estén sintonizando Fox es crear una cámara de resonancia. Es decir, lo que hace es curar su consumo informativo. Se deja de exponer, de forma deliberada, a otras fuentes. Es más, Trump no es independiente de Fox, no lo cuestiona, no lo pone en entredicho, sino que acepta como verdadero lo que ahí se publique. Es decir, en palabras de Lackey, sería un reflector no discriminador de ese medio, que compartiría lo que dice incluso si no tuviera una buena razón para creer que Fox es una fuente confiable. Esta práctica lo diferenciaría de otros usuarios que compartirían los reportes de ese canal solo cuando tengan buenas razones para pensar que Fox es una fuente confiable.

En segundo lugar, no se encuentran en discusión los hechos reportados por las noticias, sino que, de plano, se califican como falsos porque provienen de una fuente con determinada orientación política. Lo que se califican son los medios, no los reportes, y existe un dictamen automático frente a medios que no son conservadores, en el caso de Trump: mienten. Ello, según Restrepo, también sucede dentro de la comunidad antivacuna: los fact checkers, considerados por los integrantes de esta como pertenecientes a una línea política de izquierda, mienten. También existe un juicio automático de la fuente. Existe en estos casos referidos un alto compromiso respecto a determinado un posicionamiento político. Bajo esa lógica, es inaceptable poder admitir cierta aspiración de verdad de un enunciado que provenga de otro sujeto/medio en el lado opuesto del espectro político. Para desentrañar este razonamiento cabe, por un lado, dar cuenta de que se desvía la discusión de un específico reporte hacia el medio de comunicación. Lo que está en juego no son los hechos, sino las fuentes, lo cual constituye una falacia (la falacia ad hominem) y es una deformación de la discusión. Por otro lado, se alimenta de prejuicios, de ideas preconcebidas sobre cómo es el adversario político, con lo cual se impide una visión de los hechos que aspire a ser objetiva. Ello da cuenta de una elevada polarización política, la cual hace imposible un intercambio o la construcción de puntos de encuentro entre dos actores públicos; en cambio, lo que existe son frontales enfentamientos, y descalificación.

Cámaras de resonancia y apoyarse en lo no confiable

En ese sentido, la autora plantea que las cámaras de resonancia comprometen la independencia de los que están inmersos en ella, pero que no necesariamente representan un gran problema epistemológico por sí mismas. Como ejemplo, Lackey comenta que alguien puede aprender sobre el cambio climático de un reputado estudioso científico del tema y no habría ninguna consecuencia mayor respecto a su conocimiento sobre tal fenómeno el hecho de que se atenga a una sola fuente, en este caso autorizada. El problema reside, precisamente, en que los ususarios se apoyen en fuentes que no son confiables.

Como se ha comentado antes, este bot responderá a los tuits de los generadores, los cuales son textos ficticios que emulan a las noticias falsas del mundo real. En ese sentido, estos generadores funcionan como las fuentes de información de este replier bot. Con ello se busca emular la dinámica de validación y de adición de valor epistémico que se genera sobre un mensaje dentro de una cámara de resonancia. Según Lackey, para que exista una cámara de resonancia se necesitan tres componentes: primero, una opinión repetida y reforzada; segundo, un sistema cerrado (o cámara) en el que tal opinión es compartida una y otra vez, como una red social; tercero, la ausencia de voces disidentes (2020, 207). En otras palabras, se podría decir que es un entorno cerrado donde un discurso se retroalimenta a partir de la interacción no fortuita de los sujetos.

Dicho ello, cabe prestar atención no solo a la visibilidad que se genera de un mensaje al repetirlo, sino a la validación, en términos epistémicos, que se otorga a este cuando se retuitea. A partir de su lectura de este fenómeno, Lackey propone que aquellos que están dentro de una cámara de resonancia son influidos por el número de posts o shares de las redes sociales. Y ello sucede a pesar de que ninguna de esas interacciones plantea algún valor adicional debido a su falta de independencia respecto de las otras. Lackey plantea como ejemplo imaginar que un conjunto de posts se alimentan de un reporte específico de The Guardian, son versiones personales de los usuarios del mensaje de una misma fuente, es decir, son dependientes de ella y no le agregan información adicional. Y, sin embargo, le agregan valor epistémico porque, de acuerdo con Lackey, de repetirse esto por un gran número de personas, por ejemplo 200, se debe entender que dicho reporte tiene el soporte de haber sobrevivido a 200 conjuntos de creencias, lo que implica evaluaciones positivas y la aceptación del mismo (2020, 210). Son 200 personas que respaldan una afirmación, que se hacen responsables de ella.

Esta es la dinámica que se busca evidenciar aquí. Primero, que lo dicho por los generadores es verdad y que lo que dicen los fact checkers (o la 'prensa liberal' o los 'medios de izquierda') es falso. Con ello se busca demostrar un compromiso identitario con la fuente, en este caso los generadores, y adicionar valor epistémico para un posible lector de este comentario del replier bot, a la vez que se descalifica lo que plantean los fact checkers, los cuales habrían calificado los enunciados de los generadores como falsos. (De hecho, como se apunta en la documentación del Generador de Teorías de Conspiración y del Generador de Recetas Milagoras, el procedimiento de estos es la expansión de las noticias que los fact checkers han considerado como falsas; es decir, donde aparece el nombre 'Bill Gates', este se reemplaza por otro de los empresarios con mayor capital monetario del mundo). Con todo lo dicho, esta pieza busca emular una dinámica de validación de una fuene evidentamente generadora de noticias falsas.

Reflexión final

Este bot busca dar cuenta de cómo actúa el posicionamiento político como un sesgo frente a determinada información. Y de cómo una confrontación política genera consecuencias sobre el conocimiento de un hecho específico. Dicho de otro modo, cómo un sesgo ideológico se convierte en un sesgo informativo. Sin embargo, se busca ir más allá de ello y, en línea con el razonamiento antivacuna y/o negacionista, plantear como fuente un generador de noticias falsas. De ese modo, se busca emular la relación dependiente de un usuario frente a una sola fuente, la cual es un generador de noticias falsas. En ese sentido, busca dar cuenta de cómo se crean y qué es una cámara de resonancia. Y, sobre todo, crear un sujeto que se ha hecho impenetrable ante una información que le es contrario respecto a un hecho reportado. Ello porque solo consume lo que proviene de una determinada fuente, descalifica cualquier información que se produzca fuera de su orientación política y no estaría expuesto a afirmaciones disonantes respecto a lo que piensa.

Es más, este sujeto despliega signos identitarios propios de los negacionistas de la pandemia, como un léxico específico, que incluye los neologismos "coronatimo" o "plandemia", o la metáfora identitaria "estamos despiertos", en relación a un estado mayor de conciencia frente a los hechos del grupo negacionista que 'sabe' que la pandemia es una farsa, lo cual se contrasta con aquellos que creen que la pandemia es real, los cuales están dormidos. Incluso, este sujeto es consciente de que existe un ecosistema mediático donde circulan opiniones contrarias y que existen actores dedicados a verificar información denominados fact checkers y, aun así, desestima su trabajo sin ninguna evaluación. Del mismo modo, defiende sus ideas acusando de producir fake news a medios con una orientación política distinta a la de él cuando lo que consume, precisamente, es un medio productor de informaciones falsas.

* Para esta pieza fue utilizada la librería "Aventura", de Sergio Rodríguez Gómez. Con licencia MIT. Copyright (c) 2019 Sergio Rodríguez Gómez.